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La fiesta de la pasta viajera

EEUU celebró el 4 de enero el Día del Espagueti, que en un principio se comía con la mano y sin salsa.

Información

Publicación: 07/01/2016
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Los espaguetis son el plato de pasta seca por excelencia. Elaborados en su forma tradicional con sémola de trigo duro y venerados en Italia, donde se consumen 28 kilos por persona y año, son una fuente inagotable de recetas en los fogones de la cocina internacional. Su traducción al español, aunque el término ya está integrado en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (RAE), sería ‘hilitos’. Un diminutivo de la palabra ‘spagho’ (cordón).

De alimento del pueblo a plato de lujo. Estados Unidos celebró el pasado 4 de enero el Día del Espagueti para honrar a este producto universal. Hoy en día los espaguetis han sido elevados a forma de arte culinario; pero antes se comían con la mano. Cuando se empezó a comer pasta con salsa de tomate, los italianos empezaron a comerla con tenedor y hasta existe un cubierto especial para degustar este tipo de pasta: tiene cuatro dientes y forma curvada.

Su preparación parece fácil pero tiene sus secretos. Hervirla demasiado, sazonarla en exceso o abusar de la salsa son algunos de los errores más comunes. Un buen espagueti debe quedar ‘al dente’ y las preparaciones simples con ajo, albahaca y salsa de tomate natural potencian su sabor. De color amarillo ámbar, brillantes y con una consistencia firme, lo mejor para servirlos es sacarlos directamente del agua, sin escurrir, para que conserven la humedad hasta el momento de añadir la salsa.

La versión más literaria los relaciona con Marco Polo (1254-1324), que en uno de sus viajes al lejano oriente pudo trasladarlos de China a Europa y popularizar su consumo en Italia. Para los defensores de esta teoría los fideos chinos o ‘noodles’ son su verdadero origen. Aunque hay documentadas a lo largo de la historia otras descripciones de pastas similares en el arco mediterráneo mucho antes de los viajes del mercader y aventurero veneciano.

Por ejemplo, hay un texto sirio fechado en el siglo IX en el que se recoge la descripción de una pasta realizada con sémola de trigo cortada en tiras y secada al sol llamada ‘al-itriya’. En el siglo XI, en París, ya hay documentos que hablaban de una pasta con forma de gusano conocida como ‘vermicilli’. En el siglo XII un geógrafo árabe llamado El-Idrisi describió como los sicilianos hacían unas hebras similares a los ‘al-itriya’, con las que comerciaban con otros países. Y en el siglo XIII, cien años antes del primer viaje de Marco Polo, en Italia ya eran conocidos los ‘macaroni’, pastas de trigo de diferentes formas que aparecieron en algunos recetarios de la época. Cuando los griegos fundaron Napoles, ya los locales nativos comían una pasta preparada con harina de cebada y agua y secada al sol. Cicerón, el Romano, la llamaba ‘Las Laganas’: tiras de pasta larga.

El espagueti fue comida de marineros. La pasta seca se podía hervir en agua en cuestión de minutos, su conservación no requería refrigeración y se convirtió por tanto en un alimento ideal para consumir en alta mar. Su tamaño varía dependiendo de la región y el fabricante. El grosor de los espaguetis puede cambiar y se les denomina de forma diferente: ‘espaghettini’, ‘espaghetti’ o ‘spaghettoni’, de más finos a más gruesos. De entre medio milímetro y dos milímetros, aproximadamente. En cuanto al largo, los espaguetis originales, que aún pueden encontrarse en algunas tiendas especializadas, medían 50 centímetros. La complejidad de su elaboración industrial y los problemas de distribución acabaron por reducir sus medidas a la mitad. En Italia hay un Museo del Espagueti en Pontedassio: almacena 175 tipos diferentes de esta pasta universal.

Fuente:

4 de enero: Día Nacional del Espagueti



 

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