Origen, significado y cómo celebrarla.
Publicación: 29/12/2025
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La imagen es universal: el reloj marcando la medianoche, el bullicio de la fiesta, el abrazo que se acerca… y doce uvas esperando para atraer un nuevo ciclo lleno de prosperidad. Pero ¿de dónde viene realmente esta costumbre que muchos seguimos sin cuestionar?
La tradición de comer 12 uvas en Año Nuevo es una de las más arraigadas en países hispanos, especialmente en México, España y gran parte de América Latina. Y aunque hoy la asociamos con buena suerte, nuevos comienzos y deseos personales, su origen es más curioso de lo que muchos imaginan.
Para entender cómo comenzó todo, debemos viajar a España a finales del siglo XIX. En 1909, los productores de uvas del sureste español enfrentaban un problema: aquel año hubo una cosecha excepcional y existía un enorme excedente que corría el riesgo de perderse.
La solución fue ingeniosa: impulsar la idea de que comer 12 uvas en la última noche del año traía fortuna para cada uno de los doce meses venideros. La campaña tuvo tanto éxito que, en poco tiempo, la costumbre se extendió por todo el país… y luego cruzó el océano.
Lo que comenzó como una estrategia para evitar desperdicio agrícola terminó convirtiéndose en un ritual simbólico lleno de magia.
Aunque su origen fue práctico, el ritual adquirió un significado profundo:
.: 12 uvas = 12 meses
Se cree que cada uva representa un deseo, un propósito o un augurio para cada mes del año nuevo.
Tradicionalmente, las uvas se comen al compás de las doce campanadas del reloj. Quien logra terminarlas a tiempo asegura suerte y prosperidad.
Si una de las uvas sabe agria, algunos dicen que ese mes traerá desafíos. Si es dulce, será un mes lleno de bendiciones.
Más allá de supersticiones, las uvas se han vuelto símbolo de renovación, esperanza y gratitud.
En México, las uvas de Año Nuevo se integraron con rapidez a la celebración familiar. Se sirven en pequeños recipientes junto a la mesa, listas para acompañar el conteo final.
En algunos hogares, además, se acostumbra:
- Hacer un deseo por uva
- Acompañarlas con brindis de sidra o vino
- Guardar la primera semilla como amuleto
- Comérselas en silencio para “sellar los deseos”
La mezcla entre la tradición española y la calidez mexicana las ha convertido en un momento emotivo y especial en la noche de celebración.
Hoy, muchas familias siguen la tradición con uvas frescas, uvas congeladas (¡prácticas y deliciosas!), uvas sin semilla o incluso con variaciones creativas como uvas cubiertas o acompañadas de queso.
Lo importante no es la forma, sino el espíritu: cerrar un ciclo agradeciendo y comenzar otro con ilusión.
La tradición de las uvas en fin de año es un recordatorio de que lo simbólico y lo sencillo también tienen magia. Cada uva es una oportunidad para soñar, agradecer y proyectar un año lleno de nuevas posibilidades.
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Crédito: Foto de Unsplash.
Copyright © 2025 MUNSA MOLINOS, S.A. de C.V.
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